Relato de nuestra visita a los Geysers de El Tatio, probablemente una de las maravillas naturales más bellas del planeta.

Acerca de «El Tatio»

El campo geotérmico «El Tatio» está formado por 40 geysers, 60 termas y 70 fumarolas en una extensión de 3 Km². En quechua, «El Tatio» significa «El viejo que llora»  y este viejo es ni más ni menos que el campo de geysers más importante de Sudamérica y el tercero más grande del mundo, por detrás del famoso Yellowstone en los Estados Unidos y otro de Rusia que se llama Dolina Giezerov, que yo al menos no conocía antes de escribir esta nota y con seguridad varios de ustedes lo estarán conociendo – de nombre – en este instante.

¿Y qué caracteriza a «El Tatio»? – se preguntarán. Bueno, sencillamente unas columnas de vapor y gases que son expulsadas por fisuras en la tierra y que superan en ocasiones los 10 metros de altura, cosas que uno no encuentra a la vuelta de la esquina, ¿no? 

Estas columnas son, en realidad, erupciones de agua, producto del choque de aguas subterráneas sobre un campo de lava, y que al mezclarse erupcionan alcanzando grandes alturas. Pero dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que veamos una antes de pasar a la siguiente sección:

Y un video… ¿vale más que cuántas imágenes? No hace falta que respondan a esa pregunta, acá tienen un video que grabamos sobre nuestro tour a los Geysers del Tatio:

Conociendo los Geysers del Tatio

El campo geotérmico «El Tatio» queda a poco menos de 100 kms. de San Pedro de Atacama, el camino es mayormente de ripio y al transitarlo se va ascendiendo de manera gradual hasta alcanzar los más de 4.000 metros de altura; esta combinación de factores lo vuelve difícil de ser visitado por cuenta propia, sumado a que la actividad de los geysers – el gran atractivo de la zona – comienza con los primeros rayos del sol y dura sólo un ratito. Para ver los geysers en su mejor momento y llegar antes del amanecer, el camino debe hacerse de noche, siendo además un camino de montaña exigente con nula iluminación artificial.

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Otra cosa que deben considerar es que en el lugar hace mucho frío, pero como «mucho» o «poco» es subjetivo, permítanme brindarles información más objetiva: el día que fuimos nosotros a conocer (en pleno invierno) se alcanzó una mínima de -9°C, ¡Sí, 9 grados bajo cero! Y les digo más, un par de días antes se habían pasado los 12°C bajo cero. Así que sépanlo y tomen las medidas pertinentes: ¡abrígate nene/a! – como dicen las madres y abuelas.

La magia de los geysers

Cuesta encontrar la forma de describir la maravilla natural que mis sentidos procesaron hasta el éxtasis. Afortunadamente, uno se puede ayudar con imágenes y videos, porque sino la labor de las palabras sería más difícil aún para este joven blogger. Esta es una de las primeras fotos que tomé al amanecer:

A medida que el sol salía, los colores y los aromas iban mutando. A su vez, el sol nos iba brindando su calor, cada minuto un poco más, aunque creo que no fue hasta el mediodía que la temperatura del lugar pasó la franja de los 0°C para ser un poco más agradable.

Me sentí privilegiado de estar ahí, ya que no es fácil llegar. Exprimí al máximo ese tiempo que la naturaleza nos dio de pura magia: grandes columnas de agua emergían de la tierra a unos 85°C en forma de vapor y gases, alcanzando varios metros de altura, emitiendo un sonido a ebullición constante. El aire era puro, limpio, pero bastante fresco y con un poco de olor a azufre, signo de que lo que estábamos presenciando provenía de las profundidades de la tierra. Los visitantes admirábamos atónitos, mayormente en silencio, emitiendo algún comentario muy puntual, alguna expresión de sorpresa, pero no mucho más. Allí estábamos claramente jugando de visitantes y el local, la naturaleza, sin lugar a dudas. El Tatio es bello, muy bello y único, hay pocos lugares como este en el mundo.

Un clásico del lugar: los huevos duros «al geyser»

Luego de admirar El Tatio, el guía – su nombre es Osvaldo por cierto – junto a Juan, el chofer, nos prepararon un excelente desayuno en donde no faltaban las infusiones, galletitas dulces, panes y fiambres. Lo distinto eran los huevos duros hechos «al geyser»: resulta que como el agua sale de la tierra a más de 85°C, si uno pone huevos dentro de una bolsita de plástico en alguna de las fisuras de donde sale el agua casi hirviendo (también sale hirviendo en forma de vapor), se cuecen en unos 15 minutos, sin tener que encender fuego de forma natural ni artificial. ¿Interesante, no? ¡Es un infaltable al visitar los Geysers del Tatio!

Aquí nos ven disfrutando el desayuno:

Cómo llegar a El Tatio

Para poder llegar al campo geotérmico antes del amanecer, hay que salir del pueblo de San Pedro de Atacama alrededor de las 5.30 de la mañana. De esta manera, se puede emprender el recorrido de casi 100 kms. de ripio de noche y llegar unos minutos antes de las 7 AM, para poder presenciar el espectáculo en todo su esplendor por un buen rato.

Como ya mencioné, hacer ese camino de montaña y sin luz natural (ni artificial), no es una tarea para cualquiera, por eso está bueno encomendarse a un experimentado chofer, como el que nos llevó a nosotros, descansar un poco y luego despertarse para poder recorrer el lugar, atesorando momentos en la retina y en forma de fotos, desde luego.

En las termas de El Tatio

Como si conocer esos geysers no fuera suficiente, en el lugar también cuentan con unas termas naturales con aguas con excelentes propiedades para nuestro organismo, que se encuentran a temperaturas alrededor de los 30°C. El tema es que, como ustedes sabrán, la temperatura de nuestro cuerpo es superior a eso, por lo que al meterse en aguas a 30°C en El Tatio, donde las temperaturas del exterior rondaban los 0°C no era sencillo, sino que daba un poco de frío. Pero eso sólo al principio, ya que después de unos minutos me encontraba como pez en el agua, feliz y con una sensación de relajación espectacular.

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Como pueden ver en la siguiente foto, no eran demasiados los valientes que nos animamos a disfrutar la experiencia de todos los visitantes que había en la zona:

Con mi novia experimentamos la zambullida, aunque a ella el frío la obligó a salir rápidamente. Por mi parte, disfruté el agua hasta el último momento, en el que nos llamaron a embarcar para emprender el regreso, que tendría dos escalas.

Bonus Track: Breve escala en Machuca

Ya emprendiendo la vuelta, haríamos una escala en Machuca, un pueblo cuyo número de habitantes no supera las dos cifras. Pero antes, paramos en un mirador con un paisaje hermoso:

Ahora sí, veamos Machuca:

El que ven, es un pueblo atacameño cuya población nos informaban que es de 15 personas estables, aunque tiene un gran número de visitantes diarios, al quedar de paso entre El Tatio y el pueblo de San Pedro de Atacama.

Hay que reconocerle a Machuca un cierto encanto, con sus casas de adobe, techos de paja y la paz de sus habitantes. Así luce más de cerca una de las casas típicas del pueblo:

Y así luce su iglesia:

Si llegan a pasar por ahí, la recomendación es probar las empanadas de carne de llama. Con mi novia no consumimos carne, así que preferimos no probarlas, aunque sí comimos una de queso que estaba muy buena, así que permítanme calificarlas como «imperdibles».

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Este ha sido el relato de nuestra experiencia con denomades.com, ¡espero que te haya gustado! Si te interesó, puedes encontrar horarios y más información sobre el tour a los Geysers del Tatio aquí.

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