La primera vez que fuimos a Machu Picchu, nos quedamos boquiabiertos. Habíamos visto las fotos clásicas de catálogo que todos hemos contemplado mil veces: la estampa de las ruinas con esa montaña en forma de obús (Huayna Picchu) de fondo. Pero su verdadera magia es mucho más que esa imagen. Es su entorno natural, abrazado por grandes y frondosas montañas. Son sus detalles constructivos, el vértigo de sentir que cuelga de una cima, y sus llamas que parecen reclamar como suya esta zona, lo que hacen de este lugar algo irrepetible. Con esta compilación quisimos transmitir una visión distinta, con nuevos ángulos y perspectivas… aún a sabiendas que no hay foto que pueda hacer justicia a Machu Picchu.
Puertas y ventanas de una construcción en excelente estado de conservación.Vista contrapuesta a la clásica, desde la cima del Huayna Picchu. Detrás, la montaña Machu Picchu.Llama yaciendo entre cimas brumosas. Por la mañana son habituales la niebla y la lluvia.Cima de la cercana montaña Machu Picchu (en quechua «Montaña Vieja»), que da nombre a las ruinas. La bandera arcoíris que ondea es la del Cuzco.Fusión de terrazas y construcciones. Se cree que algunas de ellas servían como graneros y depósitos de alimentos.Ascensión a pie desde Aguas Calientes, con el río Urubamba serpenteando en el fondo del valle.Los ingenieros incas se superaron a sí mismos, construyendo en la cima del Huayna Picchu. Se puede acceder a esta zona con reserva anticipada. Foto: Sascha WenningerLlama en la zona urbana de Macchu Picchu. Un muro de unos 400 metros de largo divide la ciudad del área agrícola.Vertiginosa vista desde las ruinas, que se encuentran a 2.490 metros de altitud.Vista lateral de la zona urbana. La zona es lluviosa, especialmente entre noviembre y marzo.Interesante perspectiva que muestra claramente el reto arquitectónico que supuso la construcción en semejante relieve.Los tejados eran de material vegetal y, por este motivo, no se han conservado. Al fondo asoma el Huayna Picchu.Vista de las magníficas terrazas agrícolas que construyeron los incas, para poder cultivar a pesar del pronunciado desnivel.Detalle de la maestría constructiva inca en gigantescos bloques de granito que calzan perfecto.
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